¿Se imagina usted un dispositivo portátil que le protegiera del alérgico polen o del virus de la gripe trasportado hasta la oficina por un compañero de trabajo? Pues ya existe, puede llevarse colgado del cuello y lo que hace es levantar una barrera invisible en torno nuestro que impide que las partículas tóxicas y gérmenes nos afecten. Se trata del fruto de una moderna tecnología desarrollada en origen por la NASA para depurar el aire de la estación espacial (de hecho aún se utiliza en ella). El dispositivo ha sido estudiado en centros de investigación de Estados Unidos y está especialmente indicado en casos de asma, alergia e infecciones respiratorias siendo igualmente útil para aquellas personas que trabajan en lugares insalubres, edificios enfermos, hospitales, clínicas y consultas médicas. Invento que se complementa con un aparato que también elimina los patógenos en las grandes superficies.
Cada vez más personas padecen alergias respiratorias. Se calcula que en España las sufren ya más de 10 millones –el 23% de la población- y que en el 2020 esa cifra llegará al 50%. Siendo las más frecuentes la rinitis –un 55,5% de los casos- y el asma bronquial –un 28%-. Es más, cada vez más adultos padecen a edad tardía episodios alérgicos propios de la infancia; y, por supuesto, también son cada vez más los niños afectados por este tipo de patologías.
El presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, Tomas Chivato, ha señalado que una de las causas que explican el aumento en el número de alérgicos con enfermedades respiratorias es la mala calidad del aire en muchas ciudades. Según datos presentados en las Primeras Jornadas de Actualización en Alergia Respiratoria: Polinosis -celebradas en marzo del 2006- existe una clara relación entre la contaminación ambiental y el aumento de las alergias a ciertos tipos de pólenes. Y dos recientes estudios publicados en The New England Journal of Medicine han concluido por su parte que con la exposición a las micropartículas de la contaminación -emitidas a la atmósfera principalmente por los vehículos diésel- los asmáticos empeoran y la capacidad pulmonar de la población general empeora. Claro que los expertos llevan años advirtiéndonos –sin que se les escuche- de que las partículas de diésel son capaces de incrementar la alergenicidad más de 20 veces. Otra enfermedad de origen respiratorio que cada año causa decenas de muertes en ancianos y colapsa los servicios de Urgencias es la gripe. Y aún podríamos señalar muchas otras enfermedades que tienen su origen en las bacterias y virus presentes en el aire que respiramos a las que podríamos sumar las patologías de todo tipo causadas por los tóxicos ambientales que penetran en nuestro cuerpo al ser inhalados en el proceso de la respiración.
En suma, los trastornos de origen respiratorio siguen en clara expansión. Y la solución del problema –los fármacos son meros paliativos- es tan conocida como casi inviable hoy para los expertos: evitar la presencia de alérgenos y otras sustancias en suspensión en el aire. Ahora bien, ¿es esa opción realmente inviable? Ciertamente aspirar a respirar hoy aire limpio en la ciudad, en los insanos edificios que nos cobijan, parece una utopía. Pero, ¿y la posibilidad de evitar que las microscópicas sustancias en suspensión del aire entren en contacto con nuestras vías respiratorias?
Es obvio que la gravedad de la sinusitis, la rinitis y el asma alérgicas vienen dadas en gran parte por los niveles de exposición a los alérgenos. Por tanto, si redujésemos los niveles de exposición podríamos reducir los síntomas de las enfermedades alérgicas, las posibilidades de enfermar y los tratamientos crónicos. Sin embargo, hasta el momento las soluciones aportadas al problema han sido globales: tratar de mejorar el aire de la ciudad –reduciendo las emisiones– o el de los edificios -con purificadores de aire más o menos eficaces– pero nunca hasta ahora habíamos podido disponer de un purificador de aire individual, personal. Lo más cercano han sido los filtros, las máscaras quirúrgicas o las enormes máscaras y mascarillas utilizadas para casos de atentados biológicos. Nada pues que sirva para nuestra activa vida diaria.
Hasta ahora. Porque la empresa norteamericana EcoQuest –que lleva más de 20 años trabajando en distintos sistemas de purificación de aire- acaba de poner en el mercado dos aparatos. El primero, un dispositivo personal y portátil conocido comercialmente como Fresh Air Buddy y el segundo uno para grandes superficies que se comercializa como EcoBox. Y hablamos de una empresa cuyos productos cuentan -entre otros reconocimientos internacionales- con el sello de calidad de la Space Foundation, organización que en cooperación con la NASA estableció el Space Certification Program para reconocer a aquellas empresas o individuos que transforman la tecnología desarrollada inicialmente para su uso en el espacio en productos comerciales.
“EcoQuest fue premiada con el uso del sello Certified Space Technology –afirma Kevin C. Cook, Director del Space Foundation Program– por haber sabido aplicar de manera eficaz la tecnología espacial para atender la real y creciente preocupación de la contaminación del aire y mejorar la calidad de vida de las personas en la Tierra”.
PURIFICADOR PERSONAL DE AIRE
El Fresh Air Buddy o Purificador Personal de Aire no es pues un aparato médico ya que ni trata ni cura a las personas de enfermedad alguna. Simplemente limpia el aire que se respira en el espacio más cercano -en lo que podríamos denominar espacio respiratorio personal- volviéndolo más fresco y seguro al crear una pantalla, un escudo protector que reduce notablemente el riesgo de inhalar partículas tóxicas, bacterias y alérgenos. Y que igual puede llevarse colgado del cuello que prendido con un clip en el bolsillo de la camisa ya que pesa sólo 45 gramos lo que hace que, al ser tan pequeño, pueda ser usado por cualquiera y portado en cualquier lugar o espacio cerrado, bien sean aviones, trenes, autobuses o metros como hospitales, clínicas, fábricas o cualquiera de los modernos edificios enfermos en los que trabajamos. Su secreto radica en la producción de 1’5 millones de iones negativos por centímetro cúbico (un ión es una partícula que se forma cuando un átomo neutro o grupo de átomos gana (ión negativo) o pierde (ión positivo) uno o más electrones). Es decir, genera un viento iónico tal que permite limpiar no sólo el aire del entorno cercano sino que el penetra a través de nuestra nariz y boca.
Y es que la comunidad científica sabe desde hace mucho tiempo -aunque muchos médicos y responsables sanitarios sigan lamentablemente ignorándolo a pesar de los numerosos estudios clínicos existentes sobre la utilidad de los iones frente a microorganismos- que la carga iónica del aire influye en la calidad del aire de forma determinante y, por tanto, en nuestra salud. Albert Krueger ya demostró ¡en 1956! que los iones positivos en el aire favorecen el crecimiento microbiológico mientras un pequeño predominio de iones negativos tiene efectos bacteriostáticos. Y que los iones negativos, en alta cantidad, pueden pues prevenir contagios infecciosos ya que hacen caer al suelo la mayoría de las partículas en suspensión -biológicas o minerales- al ser aglomeradas electrostáticamente debido a su mayor densidad. Cabría agregar, por cierto, que uno de sus primeros y más importantes descubrimientos fue que una cantidad sorprendentemente pequeña de iones negativos puede eliminar del aire las bacterias y virus que causan los resfriados, la gripe y la mayoría de las infecciones respiratorias. Como también demostró que un exceso de iones positivos lleva a una superproducción de serotonina que inicialmente crea hiperactividad y lleva al agotamiento, la ansiedad y la depresión. Por el contrario, una alta concentración de iones negativos tiene efecto tranquilizante y reduce los niveles de serotonina.
El exceso de iones positivos, por tanto, puede producir diversos trastornos -dolor de cabeza, depresión, irritabilidad, dificultad de concentración, asma, alergias, malestar general, crisis de pánico o somnolencia- además de favorecer -como decía Krueger y muchos otros han comprobado posteriormente- enfermedades causadas por la existencia de todo tipo de sustancias y microorganismos patógenos en el aire. Por el contrario, la presencia en el aire de una mayor carga de iones negativos mejora nuestra salud ya que los iones negativos limpian el ambiente impidiendo la proliferación de bacterias y virus así como eliminando del aire las micropartículas en suspensión y precipitándolas al suelo.
Bien, pues siguiendo estos mismos principios el Fresh Air Buddy ioniza las partículas aerosoles que se encuentran en suspensión o flotando en la zona de respiración del usuario. Las partículas entonces se repelen unas a otras y son expulsadas y eliminadas de dicha zona para caer al suelo o a superficies ajenas al espacio respiratorio. Este fenómeno, conocido en Física con el nombre de coagulación de partículas, provoca un gran descenso en las concentraciones de partículas alérgenas, irritantes y contaminantes así como de microorganismos aerosoles -bacterias, virus, hongos, esporas, ácaros y otros gérmenes- presentes en el aire y que pueden entrar en contacto con el tracto respiratorio. Se trata pues de un aparato que actúa sobre todo tipo de micropartículas presentes en el aire cuyo tamaño oscile entre 0,03 y 3 micras -la mayoría de los virus y bacterias tienen un tamaño entre 0,03 y 3 micras- tanto microbiológicas como sólidas en suspensión o químicas volátiles en fase de gas. Es más, los perfumes y los olores también se reducen.
PRUEBAS MICROBIOLÓGICAS
Y tales afirmaciones no son puro marketing. Están avaladas por estudios científicos ya que la capacidad tecnológica de este purificador iónico ha sido evaluada, probada y certificada por distintos centros y organismos de investigación internacionales.
“Se encontró una reducción significativa (superior al 95%) en el crecimiento bacteriano –señala por ejemplo Alan M. Spira, Director Médico en la Universidad de California (EEUU)– con un dispositivo destinado a medir la carga bacteriana en comparación con mediciones de control. Esto proporciona pruebas objetivas de que en verdad los ionizadores personales ofrecen cierta protección contra las bacterias en suspensión en el aire (…) Y consideramos que estos resultados son perfectamente reproducibles. Esto abre inmediatamente la posibilidad de que dichos ionizadores puedan destruir virus, tuberculosis, alérgenos y, tal vez incluso, venenos en suspensión en el aire y en el smog. Lo que podría tener un efecto profundo en nuestra sociedad. Millones de estadounidenses, por no hablar de los cientos de millones de personas de todo el mundo que sufren enfermedades respiratorias, podrían mejorar su salud merced a este dispositivo portátil no invasivo y seguro. Los niños con asma, los ancianos con enfisema (posible cáncer de pulmón) y cualquier persona con alergia estacional o ambiental se encontraría mejor usando el ionizador personal. Ya hay pruebas de que ayuda a luchar contra el Síndrome del Edificio Enfermo. Teóricamente inhibe los gérmenes que están en suspensión en el aire -inhalado y exhalado- protegiendo tanto a la persona que lo lleva como a las de sus alrededores. Podemos incluso inhibir el resfriado común. De hecho, en virtud de los experimentos que hemos realizado los resultados sugieren que se podría reducir significativamente el riesgo de neumonía”.
Según las pruebas realizadas por su parte por el doctor Sergey Grinshpun -del Centro Médico de la Universidad de Cincinnati (EEUU)- con diferentes tipos de microorganismos –tanto bacterias gram-negativas y gram-positivas como pseudomonas spp, escherichia coli y staphilococus epidermis- que fueron presentadas en la Conferencia Europea de Estudios Aerosoles de Leipzig (Alemania) en septiembre del 2001 y publicadas por el Diario de Ciencias Aerosoles en octubre de 2004 el aparato consigue una reducción del 95% de concentración de partículas de 0,03 a 3 micras tras hora y media de uso (el 50% a los 15 minutos, el 80% a la media hora y el 90% a los 40 minutos).
“Los datos obtenidos –afirma Grinshpun- demuestran que las partículas de la zona pueden ser eliminadas de manera eficiente dado que la concentración de partículas inertes en suspensión en el aire y microorganismos puede reducirse en al menos un orden de magnitud (factor 10 o superior) al cabo de una hora de operatividad de la unidad. Creemos que la reducción de la concentración de partículas se produce principalmente porque este miniaturizado viento iónico es capaz de generar una alta densidad de iones en la zona de respiración. Nuestro equipo de investigación del Departamento de Salud Medioambiental está realmente entusiasmado con estos estudios”.
En el caso de alérgenos las pruebas de Nefelometría realizadas por el Monitoring Instruments for the Environment (MIE Inc.) mostraron la eliminación de entre el 85-91% de epitelios felinos, entre el 85 y el 86% de hongos alternaria y cladosporium y del 91% de alérgenos de ácaros del polvo ¡en menos de un minuto!
De manera similar se observó que, en un entorno quirúrgico, la combinación de máscara protectora y equipo protector del aire aportan un 99,5% de reducción de partículas infecciosas inhalables lo que le hace especialmente útil en todo tipo de ambientes clínicos.
El doctor Peter Vadas -especialista en Alergias, Inmunología Clínica y Medicina interna del Allertech Laboratory de Canadá- fue invitado a analizar los estudios de la tecnología iónica. Vadas revisó los estudios disponibles desde el punto de vista de su posible eficacia en el tratamiento de las alergias y el asma afirmando luego: “A mi juicio estos datos indican que la tecnología utilizada en los ionizadores permitirá eliminar alérgenos en suspensión en el aire (de animales, de los ácaros del polvo y de mohos) reduciendo de ese modo la exposición en las personas sensibilizadas. Esta reducción de exposición a los alérgenos debe reflejarse en una mejoría de los síntomas y en una reducción de la necesidad de tratamiento. El efecto bactericida de la tecnología iónica sobre las bacterias en suspensión en el aire y el sensible aumento de la eficacia de filtración de las máscaras quirúrgicas por el uso conjunto con el ionizador debería permitir una protección significativa contra los agentes patógenos bioaerosoles en suspensión en el aire”.
La descarga de iones, en suma, crea una brisa de iones purificantes que además hidrata el aire lo que en el caso de ambientes excesivamente secos ayuda también a mejorar la respiración. Y las investigaciones realizadas hasta el momento indican que funciona con independencia del grado de infestación o de toxicidad de las partículas en suspensión ya que mientras éstas están en el aire obedecen las mismas leyes que toda partícula aerosol en suspensión de igual tamaño aerodinámico y densidad. Una cualidad que hace interesante su uso por los cuerpos de seguridad como reconoce Alan M. Spira. “Sí, nosotros comunicamos al FBI, a los escuadrones de desactivación de bombas y a los militares que esta tecnología existe y está a su disposición”.
Y CÓMO DESINFECTAR GRANDES SUPERFICIES…
Una nueva tecnología de purificación -denominada RCI (Radiant Catalytic Ionization)- utiliza una lámpara de luz ultravioleta que funciona a 254 nanómetros y que además de ser germicida activa el catalizador para luego, mediante un efecto fotoeléctrico, convertir la luz en electrones. En cuanto a la matriz metálica está compuesta de dióxido de titanio y tres metales (identificados como X, Y y Z) cuyo uso para esta aplicación está protegido por una patente. Contribuyendo cada metal al proceso de diferente forma: el dióxido de titanio forma dos especies de oxidantes muy poderosos altamente reactivos, radicales hidroxilo e iones de oxígeno; el metal X convierte oxido nítrico en nitrógeno y oxígeno; el metal Y acelera 3 veces las reacciones del titanio destruyendo bacterias; y el metal Z posee propiedades únicas para trabajar con el hidrógeno y mejorar las funciones del titanio ayudando a eliminar algas, amebas y protozoos, entre otros microbios.
También la tecnología RCI ha sido sometida a investigación científica y, como en el caso del Purificador Personal de Aire, los resultados han sido concluyentes y esperanzadores. El doctor James Marsden -uno de los mayores expertos internacionales en seguridad alimentaria dedicado al estudio de la contaminación biológica- estudió la tecnología RCI en las instalaciones del Kansas State Food Institute de la Universidad de Kansas (EEUU) sometiendo a su acción a diez de las más mortales formas de hongos, mohos, bacterias y virus: Staphhylococcus aureus, MRSA (Methycillin Resistant Staphhylococcus aureus), E-Coli, familia Ántrax, Strip, Pseudomona aeuroginosa, Listeria monocitogenes, Candida albicans, Stachybotrys chartarum y el virus de la gripe H5N8. Y las pruebas mostraron una reducción de entre un 96% y un 100% en 24 horas.
“Los tests –señala Marsden en su artículo– validan la efectividad y rapidez con la que el RCI es capaz de tratar las superficies interiores usando un proceso natural y niveles seguros de oxidación. Lo que sorprendió más a los investigadores fue la rapidez con la que el sistema reduce los patógenos. Tras dos horas se habían reducido en un 80 %. y a las seis horas la reducción era superior al 96%”.
Y los resultados más específicos obtenidos en la Universidad de Kansas con el H5N8 -utilizado como sustituto seguro para el altamente patógeno H5N1, considerado el “virus de la gripe aviar”- mostraron que la exposición al sistema de purificación del aire durante 8 horas proporcionó un adecuado nivel de inactivación del virus. “El mecanismo de acción de esta tecnología -señalan las conclusiones de la investigación- está relacionado con la oxidación química resultante tanto por la disrupción en la envoltura lipídica como por el efecto desnaturalizador sobre la estructura viral de las proteínas necesarias para la replicación del virus”.
En suma, son cada vez más las evidencias científicas que señalan las ventajas de “aeroionizarnos” a nosotros mismos y a nuestros hospitales. Quizás sea la hora de rescatar el concepto de esclusa bioeléctrica bactericida acuñado por Carlos Requejo, arquitecto interiorista y especialista en Geobiología y Calidad del Hábitat: “Hoy es posible -asevera Requejo- diseñar una barrera eficaz a la transmisión de gérmenes que llamaremos ‘esclusa bioeléctrica’ que limite de manera drástica la penetración de agentes patógenos en la zona limpia. Doble o triple puerta, según el factor de riesgo y la configuración arquitectónica del área, es aplicable a cualquier edificio enfermo. El control domobiótico se iniciará en todos los accesos, vestuarios de personal de quirófano, paso de enfermos, equipo y medicinas, etc., manteniendo un espacio electronegativo y altamente ionizado negativamente. Las constantes microambientales serán más exigentes en cada esclusa. En el prequirófano las condiciones deberían ser ya de total esterilización. Cada puerta dispondrá, en el dintel de un generador de flujo laminar con alta densidad de iones negativos (>1.000.000 iones/cm3), que bañará a todo el que traspase el umbral (…) Deberíamos inhibir la proliferación microbiana en el quirófano y en la UVI así como en todo el entorno clínico manteniendo las constantes bioeléctricas y una alta densidad de iones negativos en el aire”.
Cabe agregar que tras los atentados del 11S en Nueva York estos sistemas se introdujeron en todas las estaciones de bomberos del estado de Nueva York, el Pentágono y el museo de la Zona Cero siendo además utilizados actualmente en numerosas cadenas hoteleras, edificios de oficinas, centros comerciales, colegios, viviendas, residencias, industrias alimentarias, centros sanitarios, centros veterinarios e, incluso, ya hoy día, en edificios oficiales del Gobierno de China, el Metro de Pekín y algunas de las instalaciones deportivas que albergarán las competiciones olímpicas del 2008.
En fin, puede usted esperar a que nuestras “autoridades” se decidan a hacer algún día de la ionización del aire una herramienta sanitaria preventiva o utilizar ya esta tecnología para beneficiarse de ella en su hogar o lugar de trabajo ,idóneo si trabaja en un hospital -o va a ir a uno para hacer una visita-, clínica, laboratorio, consulta médica, edificio enfermo… Ideal por otra parte para proteger a nuestros niños y ancianos, a personas con problemas respiratorios, asmáticos y alérgicos, y como preventivo si en el entorno hay habitualmente sustancias tóxicas en el ambiente.
Francisco San Martín
Dsalud
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